Sean Villanueva lleva camino de poder considerarse habitante del Chaltén. El escalador belga llegó a Patagonia a principios de 2020 y se vio sorprendido allí por la pandemia y los consiguientes confinamientos y restricciones. En lugar de lamentarse, sacó partido de ello y desde entonces no ha parado de escalar todo lo que ha podido en los macizos del Fitz Roy y del Cerro Torre.
El resultado de esa actividad escaladora frenética es de sobras conocido y admirado, sobre todo en la forma de The moonwalk traverse, su travesía de nueve picos del Fitz Roy en solitario que se postula como una de las actividades más destacadas realizadas en Patagonia. Luego vino la apertura de La Chaltenense (500 m, 7a) en el Cerro Fitz Roy con Jon Griffin. Y ahora llegan otras dos primeras ascensiones localizadas en la cara norte de El Mocho, pico situado en el macizo del Torre.
Chaltén sin clecas (450 m, 7b)
Por orden cronológico, la primera en llegar fue Chaltén sin clecas (450 m, 7b), que Sean Villanueva culminó durante el mes de enero junto con Gabriel ‘Mecha’ Rocamora, tal como informa Rolando Garibotti en Patagonia Vertical. Con el nombre de la vía quisieron denunciar la proliferación de marcas de magnesio que últimamente se da en los bloques de los alrededores del Chaltén.
Chaltén sin clecas comparte el primer largo con la preexistente Little big wall (Jean Marc Clerc, Rémy Duhoux y Vasken Koutoudijan, 1996), que se desvía hacia la izquierda. Inicialmente, Sean Villanueva y Gabriel ‘Mecha’ Rocamora eligieron un itinerario hacia la derecha que les obligó a abandonar largo y medio más arriba.
Semanas después, Sean Villanueva volvió a intentarlo con Lucas Rubiolo. Escalaron otros dos largos e incluso superaron un “mega techo estilo Gaston Rébuffat” que estimaron en 7c, pero la fisura que encontraron a continuación necesitaba chapas y se tuvieron que dar la vuelta.
Finalmente, de nuevo con Gabriel ‘Mecha’ Rocamora, optaron por una línea más recta, que evitaba esos cuatro largos pasando a su izquierda. Según comentaba Sean Villanueva, es “una escalada excelente, con un poco de todo: fisuras húmedas con musgo, movimientos ciegos detrás de aristas, un techo horizontal fisurado en el cual hay que soltar los pies y talonear por encima”.
Chaltén sin chapas (450 m, 7a+)
En marzo, Sean Villanueva todavía le daba vueltas a la cabeza a aquella línea que había dejado inconclusa con Gabriel ‘Mecha’ Rocamora, primero, y con Lucas Rubiolo, después. Así que se encordó esta vez con Matías Korten y regresó a la cara norte del Mocho.
Escalaron los dos primeros largos compartidos con Chaltén sin clecas para luego desviarse por la línea de la derecha que Sean Villanueva ya conocía y por la que había abierto cuatro largos. En esta ocasión, sin embargo, optaron por navegar todavía más a la derecha después del segundo, evitando el techo a lo Gaston Rébuffat y lanzándose a por unos relieves más asequibles.
Siguiendo siempre en paralelo a su vía hermana, alcanzaron la cumbre a través de un emocionante último largo desplomado. Bautizaron esta vía como Chaltén sin chapas, pues al final no las utilizaron y de este modo reivindican su oposición ante el uso generalizado de chapas en las paredes que rodean El Chaltén.