Le quedan un par de años para cumplir los 60 pero Ermanno Salvaterra sigue demostrando encontrarse a un gran nivel de forma en las exigentes paredes patagónicas y sirviendo de inspiración a las nuevas generaciones. Este mismo mes, el escalador italiano ha llevado a cabo una ambiciosa expedición de apertura en la virgen cara oeste de la Torre Egger junto a sus compatriotas Tomas Franchini, Paolo Grisa y Francesco Salvaterra (mismo apellido pero sin parentesco), en la que se han quedado a escasos 300 metros de la cumbre.
Según el mensaje enviado por el propio Ermanno Salvaterra a Montagna.tv, “hemos hecho una tentativa a la cara oeste de la Torre Egger, con hamacas, diez días en la pared con un tiempo casi siempre malo. Hemos llegado a unos 300 metros de la cima. Hemos conseguido pasar por el mismo centro. Regresamos a principios de diciembre”.
Un problema con historia
La pared oeste de la Torre Egger es uno de los problemas pendientes de resolver de la escalada patagónica. Sus lisos perfiles ofercen una característica imagen con forma de pera que ha despertado la curiosidad de varias cordadas desde hace más de 20 años, fundamentalmente de nacionalidad italiana. Según la investigación que publica Rolando Garibotti en su web Pataclimb.com, el equipo formado por Gianbattista Crimella, Maurizio Maggi, Domenico Chindamo, Paolo Crippa, Giambattista Villa y Paolo Cesana ya realizó un primer intento a la pared en 1986.
Diez años más tarde, en 1996, la cordada formada por Lorenzo Nadali, Pietro dal Prá y Andrea Sarchi se fijó en la línea que han seguido esta vez Ermanno Salvaterra y sus compañeros, a través del mismo centro de la pared. Su tentativa quedó frustrada después de 100 metros de desnivel.
El año siguiente, en 1997, fue el propio Ermanno Salvaterra junto con Adriano Cavallaro quienes lo intentaron de nuevo, pero en esta ocasión por una línea que no discurre exactamente por la pared, sino por unos diedros a la izquierda de la misma. Se tuvieron que retirar tras escalar 300 metros de desnivel por culpa de la caída de piedras.
Dicha última línea despertó el interés de los Ragni di Lecco Matteo della Bordella y Matteo Bernasconi, quienes realizaron tres expediciones consecutivas en las temporadas 2010-11, 2011-12 y 2012-13. Finalmente, en marzo de 2013 y cuando Bernasconi había tenido que viajar de vuelta a casa, Matteo della Bordella y Luca Schiera consiguieron completar la línea hasta la cumbre. Sin embargo, la pared oeste propiamente dicha sigue sin haber sido escalada.
Viejo zorro patagónico
Ermanno Salvaterra, que ya ha anuciado que regresará el año próximo para intentar completar la ascensión que ha quedado a medias, ha acumulado una dilatada experiencia en las montañas de Patagonia. Su biografía alpinística está relacionada con estas cumbres desde 1982, cuando viajó por primera vez al Cerro Torre siguiendo los consejos del histórico Renato Casarotto. En años sucesivos fue ascendiendo numerosas cimas de aquellas tierras, como el Fitz Roy, la Aguja Poincenot o la Aguja Guillaumet, aunque su montaña favorita siempre fue el Cerro Torre.
En 1985 formó parte de la expedición que realizó la primera invernal al Cerro Torre, junto a Andrea Sarchi, Maurizio Giarolli y Andrea Orlandi. A lo largo de los años, ha alcanzado su cumbre en numerosas ocasiones por sus varias vertientes, cinco de ellas a través de vías nuevas. Su figura ha ido siempre asociada a un estilo purista de escalada, y su voz formó parte del grupo de críticos a Cesare Maestri por su Vía del Compresor (él firmó una variante en libre en un tramo de la línea) y por su supuesta ascensión de la cara norte en 1959 que terminó con el fallecimiento de Toni Egger (abrió la cara norte con Alessandro Beltrami y Rolando Garibotti a través de El arca de los vientos en 2005).