El alpinismo en las montañas más altas del mundo está de capa caída. Los ochomiles ya no son el escenario donde se desarrollan las actividades más destacadas del año, ni mucho menos. Esas cotas están ahora consagradas a las ascensiones guiadas por las rutas normales, con oxígeno y un alto grado de preparación previa por fuertes equipos de sherpas dirigidos por las agencias. Son pocos quienes se pueden escapar de ello y tratar de realizar ascensiones originales, técnicas y de exploración.
Sin embargo, el alpinismo no ha muerto con la decadencia del ochomilismo. En montañas de menor altitud todavía se puede encontrar pureza de estilo, compromiso y dificultad. Especialmente en otoño de 2023, se sucedieron las noticias protagonizadas por pequeñas expediciones en seismiles de Nepal y otras localizaciones de Asia, así como en picos de otras latitudes, como los Andes, Alaska o los Alpes.
Ochomiles a toda velocidad
El Manaslu fue el único ochomil que registró un par de ascensiones remarcables desde la perspectiva del alpinismo durante 2023. El día de Reyes, el grupo formado por Álex Txikon, Tenjen Sherpa, Pasang Nurbu Sherpa, Mingtemba Sherpa, Chhepal Sherpa, Pemba Tasi Sherpa y Gyalu Sherpa logró la cima del Manaslu invernal. El vizcaíno, además, lo hizo sin oxígeno. En abril, el guía alemán Felix Berg realizó una nada habitual ascensión en solitario al Manaslu, sin cuerdas fijas, ni oxígeno suplementario, ni ayuda de sherpas, con poca visibilidad y muchísima nieve.
Del resto de actividad en los ochomiles solamente sobresalen algunas ascensiones rápidas, el coleccionismo de cimas a la carrera y unos cuantos descensos en esquís. En este último capítulo, han destacado los deportistas polacos. Bartek Ziemski bajó el Annapurna e hizo el primer descenso integral del Dhaulagiri en primavera. Anna Tybor fue la primera mujer en descender esquiando el Broad Peak. Y Andrzej Bargiel elevó a seis sus ochomiles esquiados con el Gasherbrum II y el Gasherbrum I.
En cuanto a los coleccionistas, Kristin Harila batió en mayo el récord de los Catorce más rápidos tras ascender el Cho Oyu, y volvió a rebajarlo en julio, dejándolo en tres meses y un día en compañía de Lama Sherpa –quien fallecería en otoño en el Shisha Pangma.
Antes de cerrar el capítulo de los ochomiles, un recuerdo para Carlos Soria, que volvió a intentar nuevamente el Dhaulagiri y que sufrió un accidente cuando parecía que lo tenía todo de cara. Afortunadamente pudo ser rescatado y regresó a casa para ser tratado.
Estilo alpino en Asia
Las grandes montañas asiáticas han vivido un año muy rico de ascensiones en estilo alpino y aperturas de nuevas rutas, protagonizadas generalmente por equipos pequeños fieles a lo que para muchos es el alpinismo puro. La primavera no es la estación favorita de los alpinistas. Sin embargo, se registraron algunas ascensiones interesantes en el Himalaya de Nepal. Entre ellas, destacaron, por un lado, Mathieu Maynadier, Roger Schaeli y Simon Gietl, quienes abrieron Gold fish (800 m, M6+, A1) en el Meru Sur (6.660 m). Y por el otro, Marek Holeček y Matej Bernat, por su apertura de Simply Beautiful (1.500 m, M6) en el Sura Peak.
En verano, la acción estuvo más repartida, con buenas escaladas en el Himalaya, el Karakórum y otras cordilleras asiáticas. Quizás la más notable fue la Secret line de Kazuya Hiraide y Kenro Nakajima en la cara norte del Tirich Mir (7.708 m), en el Hindu Kush. Aunque también destacaron varias actividades protagonizadas por alpinistas españoles, como la primera del Latok Thumb (6.400 m) de Marc Subirana y Miquel Mas en el Karakórum (1.100 m, 7a, A2+, M5) o la repetición del espolón de los catalanes al Saraghrar de Bru Busom y Marc Toralles.
La temporada de otoño fue la más prolífica en ascensiones de alto nivel en las montañas de Asia, con muchísimas actividades que merecerían una mención especial y entre las que resulta difícil escoger las más destacadas. Cronológicamente, Wadim Jablosnki y Maciej Kimel dieron una de las primeras campanadas con su apertura del pilar noreste del Chobutse (6.686 m) en octubre, paralelamente a los siete días de estilo alpino de Alan Rousseau, Jackson Marvell y Matt Cornell en la cara norte del Jannu (7.711 m), donde abrieron Round trip ticket (2.700 m, M7, AI5+, A0).
Ya en noviembre, volvía a la actualidad Paul Ramsden con Tim Miller, con la primera absoluta del Surma-Sarovar (6.605 m) en el remoto Jugal Himal nepalí. Mientras otro ‘sospechoso habitual’ como Zdeněk Hák y Radoslav Groh abrían Just one solution (1.200 m, WI4+, M5) en la cara oeste del Cholatse (6.440 m). En esa misma época, en el Himalaya indio, sus compatriotas checos Jakub Vlček y Marek Disman trazaban Johnny’s Route (1.300 m, M5, 80º) en la cara oeste del Tengi Ragi Tau (6.938 m). Relativamente cerca, Christian Black, Vitaliy Musiyenko y Hayden Wyatt abrían Brilliant Blue (850 m, AI3, 80º, M7+) en el White Sapphire (6.040 m) del valle de Kishtwar, y Matthias Gribi, Nathan Monard y Hugo Béguin estrenaban la cara norte del Flat Top (6.057 m) con Tomorrow is another day (ED, 1.400 m, WI4, M6, 5c). También en noviembre, los guías ecuatorianos Ossy Freire y Josua Jarrin se llevaron sendas aperturas en el Dhagpache con Between fairies and unicorns (ED, M4+, WI5+, 90º) y unos días despues en el Ganchenpo con Terapia de frío (1.000 m, TD/TD+, AI4+, 90º).
Último párrafo asiático para dos notables ascensiones en el Tian Shan: por un lado, Alexey Sukharev, Ratmir Mukhametzyanov y Alexander Parfenov ganaron el Piolet d’Or Ruso 2023 con Mundo Perdido (grado 6B ruso) en el Pico de los Topógrafos Militares (6.873 m), y por el otro, Jared Vilhauer, Seth Timpano y Dane Steadman trazaron Trophy hunt (1.100 m, AI5+, M5) en la cara este del Pik Alpinist (5.482 m).
Exploración en Andes y Patagonia
Otro lugar en el que este año se han podido ver ascensiones que han aunado dificultad técnica y exploración ha sido la cordillera de los Andes y la Patagonia. En mayo, fueron noticia los japoneses Yudai Suzuki y Kei Narita por su salvaje nueva ruta Japonés Directo (1.100 m, 5.10a, WI6) en la cara norte del Nevado Ausangate (6.385 m), en la Cordillera Vilcanota (Perú).
Durante el invierno austral, Tomeu Rubí y Cati Lladó escalaron el Taulliraju (5.830 m) en estilo alpino, mientras los hermanos Pou y Micher Quito abrían la cara norte del Ranrapalca (6.162 m) con Ya Pe’ Cholo (1.200 m, 6b, 80º). Igualmente, Marek Radovský y Juraj Švingál lograron coronar el Marva Peak (5.141 m), una cima virgen del macizo del Taulliraju a través de su Line under the sky (1.100 m, 6b, M6+).
Hacia finales de año, Martín Elías, Oriol Baró y Nicolás Tapia pusieron el colofón a la temporada con la primera ascensión de la arista norte (3.000 m, WI5, M5) del Cerro San Valentín (4.053 m), el pico más alto de la Patagonia chilena.
Noticias árticas
Jost Kobusch fue el encargado de estrenar el año de noticias árticas con su ascensión del Denali en solitario invernal. Poco más tarde, Marcin Tomaszewski y Pawel Haldas sorprendieron con la apertura del primer big wall invernal de Groenlandia, al que llamaron Fram (700 m, M5, A3, C2, VI).
En Alaska, la cara este del Mt. Dickey concentró dos actividades remarcables: Alan Rousseau, Jackson Marvell y Matt Cornell dejaron su firma con la apertura de Aim for the bushes (1.600 m, AI6, M6 X), mientras el propio Matt Cornell, con Sam Hennessey y Rob Smith repetían la vía de Ueli Steck Blood from the Stone (1.500 m, A1, WI6 X, M7+). Aunque probablemente la ascensión del año en Alaska fue The Technicolor Superdream (1.300 m, AI5+, M6+, A2) de Zac Colbran, Grant Stewart y Dane Steadman en el Mt. Huntington.
Alta dificultad en los Alpes
En Europa, los Alpes siguen siendo el paraíso de la dificultad en alpinismo, principalmente en los primeros meses del año, coincidiendo con el invierno en el hemisferio norte. Allí, François Cazzanelli, Emrik Favre y Stefano Stradelli abrieron sendas rutas notables en el Mont Blanc du Créton –Sognando l’inimaginabile (600 m, Wi4+, M7)– y en la Aiguille Noire de Peuterey –Couloir Isaïe (600 m, M8, 7a/+, AI5).
En las Grandes Jorasses, Charles Dubouloz, Symon Welfringer y Clovis Paulin completaron la primera invernal de la Directissime de Patrick Gabarrou y Hervé Bouard en la cara norte, pocos días antes que Giuseppe Vidoni, Richard Tiraboschi y Tommaso Vection trazaran la nueva Happy birthday (1.000 m, AI4, M6, ED) a la Aiguille de l’Évêque en la cara sur.
Antes de terminar el invierno, Santi Padrós y Dani Ascaso realizaron la primera invernal en libre de la Via dei Inglesi (700 m, M8+) al Piz Badile, y Symon Welfringer y Tom Livinstone abrieron la dura La croisade (600 m, M7+, A2, 5+) en la cara norte de la Aiguille des Pélérins.
Durante el verano, Silvan Schüpbach y Peter von Känel abrieron Renaissance (1.220 m, EX 7c?, 7a obl.) sin expansiones en la cara norte del Eiger.
Hielo y mixto extremo
Para acabar el repaso a la actividad alpinística del año, centramos la mirada en las realizaciones de mayor dificultad realizadas con crampones y piolet, es decir, los encadenamientos en libre sobre hielo y terreno mixto. Unas disciplinas en las que Yannick Glathard lo bordó con su liberación de Hall of fame (400 m, M13, WI6+) en Kandersteg. Un nivel al que se acercó también Greg Boswell, con la primera de Bring da Ruckus (XII, 13), lo más duro de la invernal británica que posteriormente repetiría Filip Babicz.
Otros nombres destacados durante 2023 fueron los de Juho Knuutila, que realizó la primera ascensión de Polar vortex (M6, WI6) en solitario en el Rånkeipen noruego; y los de Simon Gietl y Martin Feistl con su más reciente Zirmol (150 m, M8, WI4) en Rein in Taufers (Tirol del Sur).
Desde la perspectiva nacional, vale la pena recordar el festín que se dieron en Dolomitas el grupo formado por David López, Adrián Legarra, Ander Zabalza y Iosu Merino, así como la apertura de Dry-tolos (60 m, M9+, III, WI5) por Luis Penín en Pena Trevinca.
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