El pasado día 17 de septiembre, volvía del Himalaya una pequeña expedición formada por 4 montañeros cargados de Experiencias. Enrique Ripoll, Carlos Sabando, Rubén Cañadas y Alain Andrés, guía de Alta Montaña U.I.A.G.M de la Compañía Guías de Torla. Nuestro destino y objetivo se ha centrado en el macizo del Nun-Kun, dos satélites de más de 7.000 metros de la región del Himalaya de Punjab, en Cachemira.
Nuestro objetivo principal era ascender el Kun de 7086 m de altura. Esta expedición partió de Madrid el día 21 de agosto “con lo puesto “, es decir, mochila y petate de equipaje a los que acompañaba un pequeño bidón con los piolos, crampones y alguna tienda.
Nueva Delhi es una bulliciosa ciudad en la que la humedad y el repelente de mosquitos acaban por sugerirte volar a Leh lo antes posible. Tras aclimatar en Leh durante dos jornadas, en las montañas de los alrededores, nos trasladamos a Kargil desde donde, tras sellar el permiso militar, estamos muy próximos a la conflictiva frontera pakistaní, continuaremos nuestro viaje.
Resueltos los trámites necesarios nos adentramos a través del mágico valle del Río Suru en 4x 4 hasta la entrada a nuestro valle de Shafat. La meteorología se mantiene benévola aunque la proximidad del fin de temporada mantiene nuestras mentes en alerta constante.
El día 27 de agosto arribamos al CB (4.500 m ) y al día siguiente realizamos un duro porteo al C1 ( 5.400 m ) y retornamos al base. Tras descansar el día 29, el día 30 partimos con todo hacia la cima. Enrique por problemas intestinales no puede reenganchar con nuestro ataque. El día 31 movemos para el C2 (6.200 m) a través de la durísima Calamity. La Calamit es un pendiente de 50º de inclinación mantenida en hielo vivo que te arrebata el corazón a cada paso. Por suerte hay cuerda fijada en la ruta pero tampoco podemos colgarnos de ella “a saco“ puesto que su aspecto es algo dudoso y los nudos dan miedo. Días antes hemos cerrado un trato con Rimo Expeditions para poder usar su cuerda a cambio de darles las nuestras.
Carlos rompe en medio de la Calamity y se retira al C1 con lo que a Rubén y al que escribe se nos multiplica el peso en medio de esta tortura. Llegamos al C2 tarde y reventados. Revisar cada instalación de cuerda con un mochilón de 25 kilos a una altura a la que no estas aclimatado no es nada agradable. Por suerte encontramos un depósito de propano/ butano y pasamos del problemático queroseno. Al día siguiente deambulamos por el plato de unos 4 km en dirección al C3 (6.400 m). Estamos muy cansados pero la méteo es buena y no podemos dejar pasar la oportunidad. Hay unos 20 cm de nieve nueva que ralentizan nuestra progresión es este solitario rincón. La visión del cercano Kun 7.135 m nos recuerda que estamos en un lugar del cual no sera fácil salir en caso de mal tiempo. Tras instalar la tienda descansamos lo que podemos. A pesar de nuestra pésima aclimatación nuestro cuerpo y mente responden bastante bien.
El día 2 de septiembre a las 2 am, partimos hacia la Arista Este del Kun. Una nueva pequeña nevada ha dejado 10 cs en esta parte de la montaña. En la oscuridad, no soy capaz de encontrar la huella vieja de otras expediciones que me guíe para poder localizar la cuerda y vamos ascendiendo mientras la pendiente se acentúa hasta los 60º. Rasgo la nieve y topo con algo sólido, es la cuerda fija. Nos guía en la oscuridad a través de un laberinto de seracs y grietas bastante verticales. Una sección de 70º de un serac me obliga a colgarme del jumar (sólo llevo un piolet ), de repente la cuerda cede y pendulo hacia la izquierda en la oscuridad, se me acelera el pulso mientras me agarro al piolet. Algún anclaje ha saltado allí arriba.
“No debo fiarme de la cuerda” me digo una vez tras otra. El trabajo de desenterrarla cada vez es más tortuoso, la última cuerda está completamente suelta al igual que la pala entera; da mucho miedo pasar por ella, “maldita placa de viento” me digo para mis adentros. Dejamos atrás las cuerdas y llegamos a la arista a 6800 m jadeando y con la nieve por la espinilla.
—Aquí hay mucha nieve, cada vez está más peligroso, no sé si deberímos dar la vuelta. —¡Estás de coña! Yo no vuelvo, estoy reventado —me responde Rubén.
Tras un par de geles y alguna barrita me recupero del bajón y seguimos para arriba, las horas pasan mientras abrimos una dura huella, hay algún tramo en el que nos hundimos hasta la cintura.
La última parte es desesperante con sucesivas jorobas que parecen la cima. Las nubes cubren los valles y ya sólo se divisa el Nun, esto se acabó, la montaña pierde inclinación y ante nosotros aparece la cima. Hay una bandera bávara de los germanos que hicieron cima la semana anterior y mucha paz. Me tiro un rato sobre la mochila mientras Rubén saca fotos; son las 12.00am. Estoy muy cansado pero mientras descendemos y rapelamos voy recuperando la cordura, sólo quiero bajar y bajar…
El día 4 alcanzamos el base y el día 6 de septiembre volvimos a intentar la cima con Carlos y Enrique. Alcanzamos el Campo 2 pero ante la amenaza de un cambio de tiempo tomamos la decisión de dar por zanjada la expedición. Nos bajamos toda nuestra basura de la montaña y retiramos 900 metros de cuerda fija de la Calamity así como estacas y tornillos.
Días después pudimos disfrutar todo el equipo de la cima del Stock Kangri, 6.153 m, desde Leh, en 24 horas con vivac en la montaña incluido. Fue un bonito final para esta expedición.
Desde el IMF ( Indian Mountaineering Foundation ) comentan que somos la segunda expedición española registrada en hacer cima…
—¿Sin porters ni sherpas? —pregunta el secretario del IMF.
—En 5 días —le responde Rubén.
—Well, congratulations sirs —dice el secretario.
—Ok, ¿tea ¿ “
—Yes, please.
Todo acaba con el té de rigor.