Edu Marín comenzó a hacerse a la roca siendo un niño en el conglomerado de Montserrat. Allí pasó muchísimos días en su infancia y juventud, aunque potseriormente ha recorrido todo el mundo, escalando algunas de las vías más duras del planeta. En una especie de parábola que cierra el círculo de una exitosa carrera, el escalador barcelonés de 35 años vuelve al macizo más emblemático de la escalada catalana para liberar Arco Iris, una vía de largos para la que propone un grado máximo de 8c+.
Cuatro largos por encima del 8a
Arco Iris es una de las vías más exigentes del mundo en su estilo. Los 200 metros de altura del Plàtan de la Paret de Diables en que se ubica albergan un total de seis largos, con seguros alejados y un elevado nivel de exposición. Cuatro de esas tiradas de cuerda se sitúan, además, por encima del 8a, con las secciones más duras a media vía. El desglose de largos es el siguiente: L1 6a, L2 6c, L3 8b+, L4 8c+, L5 8b, L6 8a+.
La línea era una desplomada vía de artificial que Armand Ballart estrenó en 1979 y tras la que Edu Marín ya llevaba tiempo con la idea de liberar. Él mismo explica en sus redes sociales lo que más le ha costado: “Ha sido una lucha muy psicológica debido a los pocos seguros que puse, caídas exponenciales de más de 15 metros, presas pequeñas, movimientos grandes. Un proceso interesante el poder escalar cómodo con el seguro 12 metros bajo tus pies”.
Finalmente, el encadenamiento llegó el pasado 9 de octubre. Como en tantas otras aventuras, Edu Marín estuvo también aquí acompañado por su padre ‘Novato’ Marín al otro lado de la cuerda.
La trayectoria de Edu Marín
El Plàtan de la Paret de Diables es un escenario de sobras conocido por Edu Marín, que ya escaló allí la Tarragó Plus (240 m, 8c) en 2016. Arco Iris y Tarragó Plus son dos de las vías más duras de la colección de Edu Marín en cuanto a líneas extremas de varios largos o ‘multipitch’.
Su primera incursión en este territorio al más alto nivel llegó en verano de 2014 con Pan Aroma (500 m, 8c/+) en la Cima Ovest de Lavaredo. El verano siguiente, se embolsó la repetición de Orbayu (500 m, 8c) en el Picu Urriellu. Y en 2016, cayeron sucesivamente WoGü (250 m, 8c) en el Rätikon y la citadad Tarragó Plus en Montserrat. En julio de 2017, todavía añadió Mora Mora (700 m, 8c) en el Tsaranoro (Madagascar).
Desde entonces, Edu Marín ha abierto una nueva etapa, en la que ha pasado de las repeticiones a los proyectos personales. Así se gestó su obra maestra china Valhalla (380 m, 9a+) en el valle de Getu, que liberó en marzo del año pasado. Y ahora llega Arco Iris.