La escalada invernal británica sigue dando qué hablar. Después de la primera repetición de Don’t die of ignorance (XI, 11) por parte de Greg Boswell el pasado fin de semana, ahora es Dave MacLeod quien vuelve a la carga. El escalador escocés, autor de las más duras líneas de esta exigente modalidad genuinamente británica de escalada mixta, ha dado un nuevo golpe de efecto que puede significar un paso adelante más.
Dave MacLeod escribía en su blog que “debo admitir que después de hacer Anubis hace un par de años, mi atención se desvió un poco hacia el búlder, ya que no estaba seguro de cuáles eran las rutas adecuadas para mantener la progresión de mi escalada invernal”. Sin embargo, parece que esas dudas se han desvanecido con la nueva ruta abierta, a la que ha llamado Castle in the sky porque “la expresión refleja cómo parecen a veces estos proyectos invernales super duros”.
En cuanto a ese nuevo camino para asegurar la progresión, MacLeod señala que “como se puede ver en las fotografías, esta no se parece a las habituales vías escocesas invernales. Eso es porque no lo es. No es un corredor, no es un diedro tapizado de nieve; es una cueva de ángulos rectos, con lo que su techo no se cubre de hielo ni de nieve. Es bueno tener algo diferente, de otro modo las cosas se vuelven aburridas”.
La línea de Castle in the sky
Castle in the sky, como bien señala MacLeod, recorre un impresionante techo en Druim Shionnach sin fisuras que seguir y a las que asegurarse. Pequeños agujeros y roca de mala calidad son las credenciales de la vía. En una primera jornada, realizó tres intentos en los que terminó viendo por dónde podía ir la línea en el techo. En otra sesión de intentos, trabajó la salida de la cueva para ver si era posible: “Al final, toda protección después del primer metro de techo se limitaba a un pobre clavo y un pecker en el muro superior, aunque al menos encontré algunos ganchos y pude ver que eso podría funcionar. No había más remedio que ir a por ello y asegurarme de no caer sobre ese material”.
El día del encadenamiento, narrado por MacLeod, empezó con “el muro de grado VII de debajo del techo fue el calentamiento perfecto”, para pasar desde allí a “disponer los pequeños friends al inicio del techo, cambiarme de guantes y ponerme nervioso”. Después de unos inicios titubeantes en el techo, consiguió meterse de lleno en el asunto en “modo compromiso” y recorrer el techo hasta su salida, donde ese “comprimiso se volvió rápidamente en temor, en el gancho más fino que he utilizado en una vía de autoprotección”.
“De repente, me encontraba en el último movimiento”, continúa MacLeod su narración en su blog, “un gran saliente afilado fuera de mi alcance, tratando de encontrar un apoyo oculto en una pestaña de pizarra. Tuve tiempo suficiente de pensar ‘¡¿y si ese apoyo se rompe?! ¡Caeré la distancia entera!’ Tuve eso en mi subconsciente durante un cuidadoso cruce hacia el saliente y gloriosos grumos de césped congelado en la rampa de abajo. ¡Yupiii!” La vía acaba con 30 metros sencillos, pero con la exigencia de seguir prestando atención hasta el final. “Una pequeña vía increíble y definitivamente una que revive la motivación de que existen buenos proyectos mixtos allí fuera en Escocia”, resume.
En cuanto al grado, Dave MacLeod señala en su blog que “no tengo un grado para la vía, aunque sí puedo decir que es a la vez dura y expuesta. Podría ser más segura si una fisura cercana a la salida de la cueva no estuviera llena de hielo y admitiera un friend bien puesto”. El escalador se lamenta de que no haya “ninguna otra ruta como la mía para poder compararla”, pero opina que es “al menos un grado más dura que Don’t die of ignorance” (XI, 11 quizás decotada a X, 10 después de la repetición de Boswell) y que “probablemente se ajusta al mismo nivel que Anubis” (XII, 12). Tanto Don’t die of ignorance como Anubis son vías también abiertas por MacLeod.
Fuente: Blog de Dave MacLeod