El próximo 3 de agosto echará a andar la primera competición olímpica de escalada deportiva de la historia. Los Juegos de Tokyo incluirán una prueba que combinará las tres disciplinas competitivas: la velocidad, el búlder y la dificultad. Es un sistema creado ad hoc para estos Juegos, que solamente repartirán un set de medallas para la escalada y que no se repetirá ni siquiera en París 2024, donde habrá dos sets de medallas: uno para velocidad y otro para la combinación de búlder y dificultad.
La competición olímpica se desarrollará en cuatro días:
- 3 de agosto: Clasificatorias masculinas de velocidad, búlder y dificultad.
- 4 de agosto: Clasificatorias femeninas de velocidad, búlder y dificultad.
- 5 de agosto: Finales masculinas de velocidad, búlder y dificultad.
- 6 de agosto: Finales femeninas de velocidad, búlder y dificultad.
Dadas las circunstancias, ¿quiénes son los favoritos para colgarse esas primeras medallas olímpicas para la escalada de la historia? Repasamos a continuación las opciones de algunos candidatos que aparecen en todos los pronósticos:
Adam Ondra (Rep. Checa)
El escalador checo de 28 años aparece como uno de los primeros en todas las quinielas. No en vano, tiene en su palmarés títulos del Campeonato del Mundo y de la Copa del Mundo tanto en búlder como en dificultad. Este mismo año, ha ganado dos pruebas de la Copa del Mundo de Búlder, en Meiringen y Salt Lake City; encabeza el ranking mundial de dificultad y es cuarto en el de búlder.
Sus opciones pasan por realizar excelentes resultados en las pruebas olímpicas de dificultad y búlder. Tiene potencial para ser primero en ambas, aunque no sea uno de los participantes más dotados en velocidad.
Pesa sobre él la incógnita del estado del hombro que se dañó en la prueba de la Copa del Mundo de Búlder de Salt Lake City. Después de aquello, no ha participado en más competiciones de búlder, aunque sí estuvo en la Copa del Mundo de Dificultad de Innsbruck de finales de junio, en la que terminó octavo tras un fallo en la final.
Tomoa Narasaki (Japón)
La mayor esperanza local es el vigente campeón del mundo de búlder, de 25 años de edad. Es uno de los pocos escaladores que puede superar a Adam Ondra en esta disciplina. Además, su mejor marca en velocidad es inferior a los seis segundos, con lo que tiene muchas posibilidades de estar entre los cuatro primeros en esta disciplina también. Sumando a todo ello el hecho de que este mismo año ha sido noveno en la prueba de Copa del Mundo de Innsbruck, Tomoa Narasaki se erige como uno de los participantes más completos y presenta una candidatura muy seria a las medallas.
Su ventaja es que tiene la capacidad de no fallar en ninguna de las tres pruebas y terminar entre los cinco primeros en todas ellas. Además, es un competidor muy fiable y regular, que lleva ya varios años en las dos o tres primeras posiciones del ranking mundial de búlder, en el top-20 de dificultad y en el top-50 de velocidad.
Jakob Schubert (Austria)
El escalador austriaco de 30 años no tiene nada que demostrar en estos Juegos Olímpicos. Su trayectoria lo avala, principalmente en su disciplina favorita de dificultad, en la que ha sido dos veces campeón del mundo y tres veces campeón de la Copa del Mundo. También ha realizado notables actuaciones en competiciones internacionales de búlder y se ha situado de forma regular en el top-10 de la especialidad.
Sus posibilidades se basarán en lograr excelentes resultados en estas dos disciplinas. Este año ya ha demostrado estar muy fuerte: ganó la prueba de la Copa del Mundo de Dificultad de Innsbruck y se subió al podio en la Copa del Mundo de Búlder de Salt Lake City. Eso sí, tiene en la velocidad su talón de Aquiles. Lleva años trabajándola y será muy importante ver hasta dónde puede llegar.
Alex Megos (Alemania)
El escalador alemán de 27 años es un caso parecido al de Jakob Schubert, aunque con una trayectoria competitiva notablemente más corta. De hecho, no se centró de verdad en la competición hasta el anuncio de que la escalada iba a ser olímpica, en 2017. No hay duda de que su especialidad es la dificultad, en la que ha logrado alguna victoria en Copa del Mundo y se ha subido a muchos podios, tanto en el Campeonato del Mundo como en la Copa del Mundo, incluido el de hace diez días en Villars. También ha conseguido buenos resultados en búlder, con algún podio internacional y tres top-10 en las tres Copas del Mundo que ha disputado este año.
Su posibilidad de medallas pasa por sacar el máximo partido de la prueba de dificultad y lograr una buena actuación en búlder. La velocidad no es lo suyo y difícilmente escapará de ocupar una de las últimas plazas en esta disciplina.
Rishat Khaibullin (Kazajistán)
El escalador kazajo de 25 años fue una de las mayores sorpresas en el Campeonato del Mundo de Hachioji 2019, cuando obtuvo la clasificación olímpica colgándose el bronce de la combinada solamente por detrás de Tomoa Narasaki y Jakob Schubert. Su principal especialidad es la velocidad y su máximo valor es la polivalencia.
Probablemente no opte al escalón más alto del podio, pero tiene muchas posibilidades de ser primero en velocidad. Si a ello le suma un resultado destacado en búlder y digno en dificultad, será un rival a batir. Este año ya fue el primer olímpico clasificado en la Copa del Mundo de Velocidad de Villars, con tiempos alrededor de los 5”50, bastante inferiores a los de Ludovico Fossali, el italiano que –junto con el francés Bassa Mawem– debería ser su principal rival en velocidad en Tokyo.
Alberto Ginés (España)
¿Cuáles son las verdaderas opciones del escalador extremeño de 19 años? Es el segundo escalador olímpico más joven y su nombre no figura entre los favoritos. No obstante, tiene algunos ases guardados en la manga que podrían hacer aumentar sus opciones.
La prueba de velocidad es su arma secreta y medirá qué posibilidades tiene. Ha trabajado mucho esta disciplina y su mejor marca en competición está justo por detrás de las de los tres especialistas. Si consigue meterse entre los cuatro primeros, habrá que contar con él hasta el final. En búlder será toda una incógnita, pero en dificultad ha demostrado este mismo año ser capaz de hacerlo mejor que nadie. Tiene licencia para soñar.