Sean Villanueva realizó hace unas semanas una de las escaladas más importantes del año. A lo largo de seis días, escaló una tras otra las siete cumbres principales del macizo del Fitz Roy en solitario y, “ya que estaba allí”, ascendió otras tres elevaciones secundarias, para completar la primera ascensión de The Moonwalk traverse. Viene a ser la primera repetición de la aventura con la que Tommy Caldwell y Alex Honnold admiraron al planeta roca en 2014, pero en la dirección opuesta, sin compañero de cordada y añadiendo un par de picos más al menú.
En esta larga y completa entrevista, Sean Villanueva cuenta algunas interioridades más del proyecto y explica cómo se gestó y cómo consiguió llevarlo a cabo.
“Me encanta este lugar. Es salvaje, con un tiempo feroz y ofrece aventuras ilimitadas”
Llegaste a Patagonia a principios de 2020, antes del confinamiento. ¿Qué te llevó de vuelta allí? ¿Por qué decidiste que lo mejor era quedarse ahí?
En Patagonia, hay un pequeño arbusto que da unas bayas llamadas calafates. La leyenda dice que si comes una, siempre vas a querer volver. Yo comí unas cuantas en mi primera expedición allá por 2005, y desde entonces he sentido la necesidad de regresar cada par de años. He estado en Patagonia siete veces en quince años. Me encanta este lugar. Es salvaje, con un tiempo feroz y ofrece aventuras ilimitadas. Tiene algunos de los mejores big walls del mundo, la atmósfera es mágica, y la gente es extremadamente amable y dispuesta a compartir.
¿Viste cómo cambiaba el mundo mientras tú estabas confinado allí? ¿Cómo se veían las cosas desde allí y estabas esperando tiempos más seguros para empezar la escalada?
Las cosas en Europa estaban mal con la pandemia, y yo estaba en uno de los lugares más bonitos del mundo, así que ¿por qué moverse? Lo estaba disfrutando. Me sentía como un niño encerrado en un patio de juegos gigantesco. Pero nunca había soñado en pasar un invierno en El Chaltén y mucho menos vivir aquí un año entero. Esta es la vez que he estado más tiempo en un mismo sitio sin moverme ni viajar, así que era una oportunidad enorme para mí de hacer cosas que nunca hubiera hecho antes. Pude gozar de una gran rutina mañanera, he estado aprendiendo a tocar la gaita irlandesa (Uillean pipes), con lo que tuve tiempo de practicar, hice un curso de idiomas online y pude tener mi propio huerto, que es algo que siempre había querido. ¡Finalmente, tuve la oportunidad de hacer todas estas cosas!
No hubo virtualmente ningún caso de Covid en El Chaltén hasta enero de 2021, cuando la población se abrió al turismo nacional, así que las cosas estaban bastante relajadas. Fue una locura ver las noticias sobre lo que estaba pasando fuera de este pueblo, mientras nosotros nos sentíamos como si estuviéramos a salvo en una burbuja. Aunque fue muy duro para muchos locales, cuyos ingresos dependen principalmente del turismo. Mi vecino, por ejemplo, tiene cinco hijos, empezó un nuevo negocio el año pasado y básicamente no tuvo ingresos hasta hace poco.
“No le conté a nadie mi plan, ¡habrían pensado que había perdido la cabeza!”
¿Qué clase de aportaciones recibiste de personas como Rolo Garibotti y Colin Haley antes de la escalada?
De ninguna manera iba a contarle a nadie este plan. Estaba convencido de que no lo hubieran entendido, ¡habrían pensado que había perdido completamente la cabeza! Pero el día que salí se lo dije a dos personas: mi amigo Juan Collado, en cuya tierra vivo, y Rolo Garibotti. Solo les dije que iba a empezar en la Aguja de l’S y ver hasta dónde podía ir. También hice el registro oficial de la escalada antes de entrar en el Parque Nacional, donde debes describir tu itinerario. ¡No puedo decir que no estuviera preocupado de que intentaran detenerme antes de partir!
Rolo me dio mucho apoyo e inmediatamente sacó su mejor cuerda y material para reemplazar algunas de mis cosas más viejas y gastadas. Su ayuda fue un enorme chute de confianza, el material que me dio era mucho más eficiente que el que yo tenía. Colin me prestó sus ligeros crampones de aluminio sin apenas saber en lo que me metía. Ambos siempre me han inspirado y motivado, pero no obtuve demasiados consejos directos de ellos sobre la escalada, ya que nunca les conté lo que tenía en mente. La guía de Rolo jugó un papel importante en la preparación: cuando la idea de intentar la travesía por mi cuenta me vino a la mente por primera vez, estaba convencido de que no era para nada realista. Sin embargo, me dije a mí mismo que soñar no hace daño y pasé muchas largas noches de invierno hojeando la guía, tomando notas para ver si podía encajar todas las piezas. Entonces, ¡un día de repente me encontré creyendo que era posible!
Todos los escaladores locales con quienes había pasado el año –que me aceptaron sin dudarlo como uno de ellos y me empaparon con su motivación y buenas vibraciones– también tuvieron un papel importante. Y por supuesto, tengo que mencionar a mi principal compañero de escalada Nicolas Favresse, con quien he compartido más de 25 años de aventuras. Ciertamente, él contribuyó a dar forma al escalador y la persona en la que me he convertido.
“Me ha inspirado mucho Silvia Vidal, por su filosofía y mentalidad”
Mientras la mayoría de la sociedad todavía está sentada, tú decidiste enfrentarte a una de las travesías más técnicas. ¿Por qué decidiste hacerla en solitario y al revés? Has sido el primero en hacerlo así, ¿era esa la motivación?
La hice al revés porque no había sido hecha así antes, lo que me ofrecía ese aspecto de aventura. Mi motivación era vivir la experiencia de estar allá arriba por mi cuenta, moviéndome sobre el terreno. En realidad, no me importaba si lo conseguía o no. Hubiera sido feliz de hacerlo sin decírselo a nadie. Me ha inspirado mucho Silvia Vidal, que ha realizado múltiples expediciones en solitario, a veces estando más de un mes sola en la pared. Me siento inspirado por su filosofía y mentalidad. Desgraciadamente, es difícil marcharse solo cuando tienes la suerte de contar con algunos de los mejores compañeros de escalada que cualquiera podría desear. ¡Pero este año se presentó la oportunidad!
¿Cómo lo documentaste? ¿Pensaste en ello?
No documenté demasiado. Llevaba una cámara, pero la batería estaba mal y sabía que no duraría demasiado. Así que hice unas pocas fotos y algunos vídeos cortos, pero documentarlo fue una de las últimas cosas que tuve en mente.
Tuviste la poco común ventana de seis días de buen tiempo en tu cumpleaños. ¿Puedes explicar la importancia de este hecho?
Simplemente, parece como que todo encajó, todos los astros se alinearon, casi como si fuera lo que tenía que ser. Había soñado con ello, preparándome y visualizándolo durante casi un año. Sabía que era altamente improbable que tuviera una ventana de buen tiempo de seis días o que fuera a tener incluso la opción de hacer un intento propiamente dicho. Pero en realidad no me importaba mucho, porque se trataba más del proceso en su conjunto para mí.
“Había hecho un intento en invierno y otro en primavera”
¿Cuáles eran las posibilidades de que esa ventana de buen tiempo de seis días apareciera justo en tu 40 cumpleaños?
Había hecho un intento de exploración en invierno, cuando ni tan siquiera conseguí llegar a la base del primer pico por culpa de la nieve excesiva. Realicé la aproximación con esquís, pero después de dos días y una larga batalla de seis horas de subida (en una sección de la aproximación que en verano solamente lleva una hora), me di cuenta de que uno de mis piolets se me había caído de la mochila, así que me di la vuelta. Realicé otro intento en primavera (a finales de noviembre) escalando los dos primeros picos, de l’S y Saint Exupéry, antes de abandonar debido a los fuertes vientos y al mal tiempo.
¿Cómo fue cumplir 40 años durante la travesía? ¿Valoraste tu carrera de más de veinte años como escalador?
En el día exacto, casi me había olvidado de que era mi cumpleaños. Me crucé con unos amigos que estaban bajando del Fitz Roy, chocamos los cinco y me felicitaron por mi cumpleaños. Hubo una gran energía. Hay algo especial en el primer día de este nuevo año en tu vida y los 40 son, de alguna manera, como un hito.
“Hacerlo en solitario significa que tienes que cubrir el mismo terreno tres veces”
¿Puedes explicar cómo es la escalada, técnicamente? Y logísticamente, haciéndola en solitario, ¿cómo cambia eso las cosas?
La escalada en roca en sí misma no es muy dura, pero la dificultad de esta travesía radica en que es muy larga. Resulta difícil orientarte. Además, es poco probable que tengas una ventana de buen tiempo suficientemente larga, la roca está a menudo helada o mojada, y también está el problema logístico de cargar un petate pesado sobre ese tipo de terreno. Hacerlo en solitario mientras te autoeaseguras representa mucho más trabajo que hacerlo en equipo. Significa que tienes que cubrir el mismo terreno tres veces. Escalas poniendo los seguros mientras te autoeaseguras, luego rapelas para recuperar el material, y finalmente asciendes de nuevo hasta el punto más alto para petatear y empezar el siguiente largo.
Yo tuve muchísima suerte de tener una ventana de muy buen tiempo. Las condiciones para la escalada en roca eran estupendas, incluso a pesar de que escalé mayoritariamente caras sur, que son las vertientes a la sombra aquí en el hemisferio sur. Tomé algunas decisiones afortunadas que resultaron ser cruciales. ¡Siento que todo se puso en su sitio!
¿Cuáles fueron las partes más difíciles?
Justo el primer día, mi cuerda quedó dañada debido a una caída de piedras y estaba convencido de que no llegaría muy lejos, pero no me importaba demasiado, la encinté y continué –sólo quería ver cómo de lejos podía llegar. De algún modo, mi cuerda aguantó hasta el último rápel de todos, cuando la funda cedió! También tuve un momento de incertidumbre cerca de la cumbre del Fitz Roy, donde encontré laderas nevadas para las que no llevaba el equipamiento adecuado. Llevaba zapatillas de aproximación (en lugar de botas de montaña), crampones de aluminio (para travesías horizontales en glaciar, no para escalada en hielo) y solo un piolet. ¡Pero me tomé mi tiempo!
“Lo mejor es la experiencia que viví y las muchas cosas que he aprendido”
¿Puedes decirnos los números de la travesía que hiciste? ¿Hiciste más que los siete picos?
Hay más de cinco kilómetros de línea de cresta, que cubre cerca de 4.000 metros de desnivel, con vías de hasta 6c. Hice diez picos en total: los siete picos principales del macizo del Fitz Roy, más algunos de los menores. Verdaderamente, los picos menores no complican demasiado la travesía, puede que hayan añadido un par de horas pero, ya que estaba allí, pensé que también podía disfrutar algo de escalada en roca extra. Si no los hubiera hecho durante esta travesía, ¿cuándo iba a tener entonces la oportunidad de escalarlos? De l’S, Saint-Exupéry, Rafael Juárez, Poincenot, Kakito, Fitz Roy, Val Biois, Mermoz, Guillaumet Sur, Guillaumet principal.
¿Qué es lo mejor de haberlo hecho?
Lo mejor de haberlo hecho es la experiencia increíble que viví y las muchas cosas que he aprendido durante el camino.
¿Puedes contarnos la historia de llamarla The Moonwalk traverse?
Pensé que podía ser divertido llamarla The Moonwalk en referencia al movimiento de baile que parece que estés caminando hacia delante pero en realidad te mueves hacia atrás. También porque es en la dirección opuesta a la que hicieron Tommy y Alex. Además, por el increíble escenario y la atmósfera especial: estás tan lejos de cualquier parte, ¡podrías perfectamente estar en la luna!
Con cada vez menos objetivos individuales por hacer en lugares como Patagonia, ¿crees que las travesías ganarán popularidad en la escalada alpina?
Creo que sencillamente ofrece un tipo diferente de aventura y yo personalmente todavía tengo un montón de cosas que me gustaría hacer.
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