Jorge Díaz-Rullo continúa en el sector Laboratori de Margalef y sigue enganchado a proyectos y realizaciones inverosímiles. Después de pintarle el punto rojo a su deseado First round first minute 9b, sorprende ahora prescindiendo de la cuerda para repetir de nuevo Darwin dixit 8c.
Se trata de un solo integral de una vía que conocía previamente y que había encadenado con la cuerda el pasado mes de noviembre. Darwin dixit es una clásica del sector, que consiste en una primera parte en techo y a no mucha altura que concentra las mayores dificultades, y que luego se eleva por terreno más asequible hasta más allá de los trece metros de altura.
La primera ascensión correspondió a Ramon Julián en 2006, quien la graduó inicialmente como de 8c. Posteriores repeticiones la fueron asentando como 8b+.
En esa época (2008), Dave MacLeod la hizo también sin echar mano de la cuerda, en uno de los solos integrales de mayor grado del mundo.
Desde entonces, Darwin dixit ha experimentado innumerables repeticiones y numerosas roturas de cantos. Recientemente, la rotura de una presa clave en la entrada y otras a lo largo del recorrido habrían elevado su dificultad de nuevo al 8c, tal como refrendan quienes la han repetido desde el pasado otoño.
Jorge Díaz-Rullo, que el año pasado ya escaló Kundalini 8c en El Vellón sin cuerda, explicaba en sus redes sociales sus impresiones tras hacer lo propio con Darwin dixit:
Desde que la hice con cuerda, siempre había tenido en mente escalarla sin ella, con colchonetas, en estilo highball. Creo que en algunas vías cortas, actualmente en algunos lugares las chapas podrían no ponerse, tendrían un aspecto diferente y se escalarían de forma diferente.
Esta vía estaba anteriormente graduada como 8b+, que después de la rotura de varias presas en el inicio ha sido cotada como 8c, para mi gusto incluso más dura. Consiste en unos 30 movimientos, de lo más duro a la más fácil, comenzando con un problema de búlder como de 7C y acabando con algunos movimientos finales muy fáciles, pero en los que todavía tienes que mantener la tensión y la concentración. Todo ello repartido en una altura de más de 13 metros hasta la salida por arriba.
Sin duda, esto ha sido posible gracias a los amigos que estaban conmigo allá abajo desde el primer momento apoyándome.
Bravísimo.