Tal y como ya hicieron con sendos proyectos en Nepal y en Surinam, las energías de Lucho Birkner y el cineasta Mateo Barrenengoa vuelven a juntarse para dar vida a un nuevo capítulo del proyecto Climbing for a reason (“Escalar por una razón”), apoyado por Haka Honu, en el que la escalada cobra una dimensión social más allá de la estrictamente deportiva.
El escenario esta vez ha sido la localidad de la Junta, en Aysén, frondosa región de la Patagonia chilena por donde pasa la conocida carretera Austral, lugar de paso obligado para mochileros que en los últimos años ha visto crecer sus posibilidades para la escalada en roca en verano (con zonas como Cerro Castillo, Coyahique, Futaleufú o Puerto Ibañez, entre otras).
Entre el potencial no explotado estaba una gran pared rocosa junto al pueblo de La Junta. “¡Era una de las rocas más estéticas que vimos en mucho tiempo!”, cuenta Lucho, “ahí estaba, a solo unos cuantos metros del auto y no se veía ninguna chapa en la pared principal de este hermoso destino que parecía ser solo un lugar de parada exprés para los viajeros. Es ahí cuando nace la casi obligación de realizar un proyecto de Climbing for a Reason para la comunidad de La Junta en Chile y dar a conocer que este pueblo tenía un sector de escalada con una calidad de nivel mundial”. Su proyecto además, tiene un marcado objetivo social: “Por otro lado, teníamos que concretarlo con nuestra tarea más importante: convertir a a la comunidad local en escaladores de sus propias rocas”.
Todos a una
Tras las investigaciones pertinentes, procedieron a realizar los muchos trámites necesarios para llevarlo a cabo, contando desde el principio con el total apoyo de la Municipalidad de la comuna de los Cisnes (responsable de la zona), así como de la pequeña comunidad de escaladores locales y logrando los permisos de la Conaf (Corporación Nacional Forestal de Chile que gestiona las reservas naturales).
El resultado: 35 vías equipadas de escalada deportiva en un muro de conglomerado compacto que ofrece “una escalada de fuerza-resistencia alucinante”, según describen. La mayoría de las vías surcan desplomes de no más de 30 metros, aunque también hay vías de placa y levemente despolomadas “y la mayor parte de las vías podrían tener un segundo largo y no se mojan con la lluvia”, por lo que el potencial a desarrollar en la zona, apto para cualquier estación del año, aún es grande.
Se unen además a otras rutas de dificultad inferior que ya existían en un sector cercano (en la entrada del parque, equipadas años atrás por Javier Aguilar, con un proyecto del club de montaña andino Patagónico de la región de Aysén), aumentando la variedad de la oferta. Los escaladores locales ven así realizado el sueño que tenían de desarrollar esa pared principal que miraban –con deseo pero sin medios– desde sus casas.
La escalada como nexo
Además de realizar dos talleres de iniciación a la escalada en roca para los locales (que contó con la participación de niños, jóvenes y adultos del mismo pueblo de La Junta y circundantes), dejaron construido un plafón reclinable (diseño de la Fundación Deporte Libre) en el gimnasio del pueblo, de libre acceso, donde está previsto la realización de talleres y clases durante todo el año. “Los locales se implicaron desde el principio, acogiéndonos incluso en sus casas, como la familia Vera, con Marcela, Rafael, Joaquin y el amigo Karim, que son los que actualmente se han quedado a cargo del proyecto”, cuenta Lucho.
Decidieron entre todas las partes implicadas crear unos estatutos para marcar las pautas a seguir “para tener un espacio de escalada bien cuidado y sin problemas en el futuro” que están actualmente en redacción. “Por el momento, si están de paso por el lugar y quieren escalar, deben comunicarse directamente con @roca_la_junta o @climbingforareason”, explican, de forma que se vele por el buen desarrollo de la escalada en este espacio protegido.
“Nos sentimos muy satisfechos de lo que hemos conseguido”, asegura Lucho, “unir a un pueblo a través de algo tan simple y que siempre tuvieron frente a sus narices: la escalada en roca, que otra vez creaba unión, compromiso y un sinfín de corazones alegres en un momento que muchos lo necesitábamos”. Y aprovechan para hacer una última dedicatoria: “Queremos dedicar este hermoso proyecto a nuestros dos grandes hermanos Diego Señoret y Juan Pablo Mohr, que sabemos que están más presentes que nunca y que estuvieron seguramente empujando todo para que esto fuera perfecto”.
- Etiquetas: La Junta