Hace unos meses ya informamos del proyecto que la asociación Climbing for a reason estaba realizando en Musoma, Tanzania, en concreto en el orfanato Jipe Moyo Centre, con 60 niños a los que han introducido en la escalada, abriéndoles con ello las puertas a una posible forma de vida. Desde entonces, escaladores de distintas nacionalidades han acudido al lugar, para disfrutar de la escalada y sobre todo para mantener viva esa llama en los niños y niñas. Entre ellos se encuentran los españoles Andrea Cartas y Carlos Padilla que, junto a otras cinco personas, han pasado dos semanas en la zona compartiendo con ellos. Hablamos con Andrea para que nos cuente su experiencia.
¿Cómo se os ocurrió ir a este viaje?
Yo ya había estado tres veces en Sudáfrica y llevaba un tiempo queriendo conocer la zona de África central, me llamaba mucho… Cuando conocí el proyecto de Climbing for a reason en Tanzania, que en uno de los países que yo quería visitar, con escalada y voluntariado, se juntaron las tres motivaciones básicas para moverme. Me motivó mucho el proyecto y enseguida se contagió de motivación mi marido, Carlos Padilla, así que empezamos a hablar con ellos y a prepararlo todo. Los responsables del proyecto (Lucho, Mateo y Javiera) estuvieron allí hasta diciembre, nos ayudaron mucho con toda la logística. Luego se fueron así que el viaje también ha sido un poco a vista, muy diferente a lo que estamos acostumbrados. Ha sido salir de nuestra zona de confort.
¿Habéis ido los dos solos?
No, en este caso lo bueno de la redes sociales es que lo estuve publicitando y se unieron más personas. Hemos ido un grupo de siete personas, lo que ha estado muy bien porque recopilamos unos 150 kg de material para llevar (dos crashpad, un taladro, 60 chapas, reuniones, unos 10 arneses, 4 cascos, 2 cuerdas, 25 cintas exprés, presas de escalada…), todo conseguido de lo que nos han dado las marcas y de aportaciones individuales… Gracias a haber sido más personas, hemos podido llevarlo todo.
¿Qué esperabais encontrar?
Nuestro principal objetivo no era escalar, sino más bien seguir con la motivación que ha nacido en estos chavales para escalar. La escalada les ha abierto las puertas de lo que hay más allá. Avivar esto es sobre todo lo que vinimos a hacer y a lo que nos hemos dedicado, compartiendo con ellos días de escalada, dándoles talleres… También a raíz de la escalada han encontrado motivaciones para otras cosas, por ejemplo para aprender inglés, comunicarse con la gente que llega, para poder salir en el futuro…
¿Cómo os comunicabais con ellos?
Hay algunos chicos que hablan un poco inglés, y luego tirando de google-traductor suajili-español, y por supuesto el lenguaje universal de la escalada.
¿Es muy complicado llegar hasta allí desde España?
No es complicado, pero es lento… Nosotros hicimos un vuelo de Madrid a Dar es-Salam, que es una de las ciudades más grandes del país, y de ahí un vuelo interno a Mwanza y desde aquí se puede coger un autobús de línea que llega al pueblo de Musama, o bien un transporte privado, como hicimos nosotros, pues éramos varios. En total tardamos un día y medio de viaje.
¿Cómo fue la recepción?
Fue emocionante. Ya antes habíamos tenido una videollamada con la principal responsable del orfanato, la sister Faustina, y sabían cuándo llegábamos. Los niños nos recibieron cantando una canción de bienvenida y en seguida se nos echaron a los brazos, a jugar, de la mano… Con la escalada la conexión fue muy fácil. Están muy motivados con la escalada, van a escalar descalzos, con faldas… Sobre todo hay un grupillo de unos 7 u 8 niños (de entre 12-13 años) que ya son fanáticos y que son con los que más salíamos
¿Los niños ya escalan por su cuenta?
No, ellos son menores y no les permiten salir por su cuenta. Solo salen a escalar cuando hay voluntarios. Es lo que hemos hecho, escalar con ellos, enseñarles… Nos hemos volcado en eso y también en abrir todo lo que hemos podido, hemos abierto unos 30 bloques. Hay mucho potencial. Hay unas 20 vías abiertas pero principalmente es una zona de bloque, hay mucho abierto y aún más por abrir.
¿Cómo es el pueblo de Musoma para alojarse y otros servicios?
Es un pueblo nada turístico. De hecho hemos sido los únicos blancos que hemos estado en esas dos semanas. Hay un hotel que está bien, muy básico, en el que nos hemos alojado, que está a unos 15 minutos andando del orfanato. Íbamos bien andando o bien con vehículos tipo moto-taxi que te llevaban por pocos céntimos, o una especie de tuc-tucs que son como motocarros en los que caben unas 4 personas. Lo de alquilar coches no existe allí.
¿Cuándo es la buena época para ir?
Es ahora, cuando es la época seca, que va aproximadamente de junio a septiembre. A nosotros en dos semanas solo nos ha llovido una tarde, pero evidentemente hace calor, está muy cerca del ecuador… La temperatura máxima está en torno a los 27º y de 18º la mínima. No es un sitio fanático para hacer tu proyecto más duro, esto es otro tipo de viaje. En todo caso, es un granito abrasivo, con predominio de regletas, con lo que aunque haga calor, se puede escalar bien.
¿Habéis coincidido con otros voluntarios?
Cuando estábamos allí no, pero sabemos que ahora hay otro voluntario. La idea es coordinarlo un poco para que la gente vaya llegando de forma escalonada, que se solapen, de forma que los niños puedan aprovechar más las visitas. Hay distintas formas de voluntariado, según lo que quieras implicarte, el tiempo que vayas a estar… La idea es motivar e impulsar a más escaladores a que vayan y se siga desarrollando la zona, y con ello se mantenga viva esta nueva oportunidad para los niños y niñas del orfanato.
¿Qué ha sido lo mejor del viaje?
Cómo se vuelcan los niños, el cariño que te cogen, siempre están jugando, inventando cosas… Es un ambiente muy especial, te vuelves con una sonrisa en la cara. Luego también la experiencia de vivir África central de una forma muy auténtica.
¿Es un país seguro para viajar?
Es súper seguro. No hemos tenido ningún conflicto ni problema a la hora del viaje ni con la gente, al contrario, todo el mundo se mostraba amable, sonriendo y diciéndonos ‘Karibu’, bienvenidos.
¿Os habéis tenido que poner alguna vacuna o alguna otra medida sanitaria?
En Tanzania no hay ninguna vacuna obligatoria si vienes desde Europa. Sí que hemos tomado el tratamiento para la malaria, el Malarone, que son unas pastillas.
¿Se ve mucha pobreza?
En realidad Tanzania es un país que es muy rico en materia prima, en frutas, en comida… No hemos visto que la gente pase hambre, claro que hay pobreza en las posesiones, allí tener un móvil ya es un lujo. En el orfanato por ejemplo solo tiene móvil la sister, los niños ni siquiera tienen televisión ni ordenadores, no tienen Internet…
¿Qué presupuesto hay que calcular para unas dos semanas de viaje?
Allí es todo muy barato. El hotel con el desayuno incluido eran 8 euros al día la habitación de dos personas. Y la comida te puede salir un buen plato grande y variado de arroz, pollo… por unos 3 euros. Lo que más te gastas es en el viaje. A nosotros nos ha salido el vuelo desde Madrid unos 700 euros y luego el vuelo interno otros 200 euros. También hemos hecho un safari, que lo recomiendo porque está muy cerca de la reserva del Serengueti y es una experiencia alucinante. Eso es para turistas y sí que es caro, unos 100 euros por persona. Nosotros llevamos a 6 niños para que lo conocieran, que fue para ellos algo increíble porque evidentemente no se lo pueden permitir.
¿A qué tipo de personas recomiendas este viaje?
Sobre todo a gente que quiera vivir la experiencia de África desde la profundidad, que se quiera salir de los sitios turísticos pero sin pasarlo mal, simplemente viviendo y comiendo como ellos, integrado. Y sobre todo para quien quiera conocer a los chicos, llevarles a escalar… Es un sitio en el que cualquier visita es bienvenida y va a tener un impacto positivo tanto en la economía del pueblo como en el orfanato, en los chicos y chicas. En mi caso, por ejemplo, era la primera mujer que veían escalar fuerte, y eso a las niñas les ha motivado mucho; yo les contaba a lo que me dedicaba en España, a entrenar… Al irme una niña me decía que ella quería viajar, escalar y ser entrenadora… No tienen referentes; la llegada de voluntarios les abre los ojos a otros mundos, otras posibilidades de vida.
¿Dónde puede acudir la gente que quiera más información para ir?
Me pueden escribir a mí a través del mi Instagram, que estoy ayudando con la logística del viaje sobre todo a los que van desde España, y también a través de las redes de Climbing for a reason, que lo están coordinando para que la gente vaya de forma escalonada. Que no tengan ningún reparo en pedirme información, para mí es de las pocas cosas que puedo hacer para ayudarles y siento que es lo mínimo después de tantos viajes en los que solo hemos ido a “consumir” escalada, aquí al menos podemos aportar algo.
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Qué bueno cuando destruyen los prejuicios del primer mundo, como si en este no hubiera corrupción, bandas armadas, pobreza, gente que lucha por llegar a fin de mes…
Maravilloso. África es increíble. Gracias Andrea, lo tendré en cuenta como posible viaje.
Que bonito que haya en el mundo personas como vosotros, gracias por ser asi, a ver si se contagia…