Expedición chilena a Surinam. Mateo Barrenengoa_1
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¿Surinam? ¿Dónde queda eso? Es lo que pensé cuando Matías Fuentes , un escalador y piloto chileno radicado en Surinam, me contactó en busca de donaciones de material de escalada para lo que sería el primer rocódromo de aquel país. Ese día me puse a buscar información sobre la escalada en Surinam y no encontré nada, al preguntarle a Matías me mostró unas fotos de unas rocas impresionantes en unos paisajes selváticos, confirmándome que no había ninguna zona de escalada en el país . Ahí fue cuando todo comenzó a tomar forma.
Quedé
con Matías en que nosotros buscaríamos la manera de reunir los
recursos para ir allá en un mes y explorar la zona de
Ebba Top, una de las montañas más
hermosas de Surinam y que tenía toda la pinta de ser un parque de
diversiones de escalada de aventura, deportiva y de bloque. Tras
contactar con el fotógrafo y
documentalista Mateo Barrenengoa y con
algunas marcas que apoyaron el proyecto, le damos al Play de lo que
sería nuestra hermosa expedición a Surinam.
Objetivos más allá de la escalada
Pero esta no sería cualquier expedición, tenía que tener un fin mucho más potente que solo ir a abrir rutas. Las dos únicas personas que habían llegado a la base de Ebba Top eran el mismo Matías y Julio De Rooy, guía de turismo y aventura en Surinam. Ellos nos contaron que para ello tuvieron que acceder a la aldea de Boslantie, donde vive los Matawai, comunidad de africanos provenientes de Ghana, que escaparon hace 200 años de la esclavitud para hacerse su hogar en la selva surinamense, al borde del río Saramaka. Tras vivir aislados esos dos siglos, las compañías mineras y forestales abrieron un camino que llegó hasta su aldea, exponiéndoles de un día para otro a nuestra sociedad materialista. Los Matawai vieron en esto una oportunidad de generar ingresos a través del turismo, y fue ahí cuando entraron en contacto con Julio y Matías, quienes igualmente tenían el deseo de desarrollar la escalada en su país, pero no tenían medios para ello.
Así
que estas fueron las metas
que nos propusimos antes de salir de Chile:
Desarrollo
de la primera zona de escalada deportiva de Surinam.
Abrir
una ruta de escalada tradicional de varios largos en la pared.
Capacitar
a los dos escaladores locales para el equipamiento de futuras rutas.
Capacitar
a los Matawai para que en un futuro pudieran escalar sus propias
rocas y llegar a ser guías de ellas.
Construir
un rocódromo en la aldea de Boslantie, así como realizar talleres
para los niños.
Donar
material de escalada deportiva a la aldea de Boslantie.
Construir
un rocódromo en la capital, Paramaribo, para potenciar la escalada
en la ciudad.
Aventura en marcha
Así,
el 29 de febrero de 2020,
cargados con más de 200 kilos, entre equipos de escalada y de
construcción del rocódromo, aterrizamos en Surinam. Gracias a que
nuestro amigo Matías es piloto, pudimos sobrevolar cientos
kilómetros de selva y contemplar la hermosa pared en la que íbamos
a trabajar. Luego nos trasladamos directamente a la aldea
de Boslantie , donde nos recibieron con
mucha alegría, pues ya estaban informados de nuestro proyecto. Aquí
viven totalmente aislados, hasta hace dos años solo tenían acceso
por río, rodeados de un paisaje majestuoso y viviendo al ritmo del
caracol.
Formamos nuestro equipo con cinco locales (Guillermo, Moe, Yoga, Greg y Gracielo ) a quienes contratamos, para que entendieran el significado de trabajar de guías en expediciones. Nos internamos selva adentro, en ocasiones tan tupida que no podías avanzar más de medio metro sin ayuda del machete. Lo único que teníamos era unas coordenadas del GPS de las dos veces anteriores que los chicos habían llegado a la pared. Tras horas de apertura de sendero selvático, conseguimos llegar de noche a la base de Ebba Top.
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Primer sector deportivo en Surinam
Ya
instalados en lo que sería nuestro campamento
base , donde colgamos nuestras hamacas
con mosquiteras y con un plástico para la lluvia, pudimos descansar
en uno de los lugares con más música
natural que habíamos estado en nuestras vidas.
La cantidad de insectos y animales que cantaban era impresionante, y
el suelo parecía arena movediza de la cantidad de bicharracos que se
movían y saltaban de él.
A
la mañana siguiente, pudimos ir a reconocer la roca y darnos cuenta
de su calidad y hermosura. Ahí comenzamos a equipar desde el suelo
lo que sería la primera ruta deportiva
de Surinam, que denominamos First
Route in Surinam . Fueron siguiendo
otras vías hasta dejar de momento siete
rutas de distintos niveles en el sector deportivo ,
que está bajo una cuevita por lo que se puede escalar incluso con
lluvia. Fue un proceso de equipamiento lento por la dureza de la roca
(que nos rompió varias brocas) y porque equipamos casi todas desde
el suelo. Aquí abrir vías no es solo meter chapas, es también un
proceso de limpieza en un ambiente de humedad que resulta agotador.
Durante este tiempo fuimos igualmente
cumpliendo el objetivo de enseñar a los locales ,
a quienes hemos dejado chapas y material para que sigan ampliando la
zona, y esperamos seguir formándoles con los talleres que seguiremos
impartiendo en el futuro.
Los
matawi escalaron por primera vez en sus vidas la roca que tantas
veces habían visto desde su aldea ,
mostrando un talento innato. Ver cómo disfrutaban en la roca nos
hacía sentir que todo lo que estábamos haciendo merecía la pena. A
su vez ellos nos enseñaban su modo de vida, cómo cazaban a diario
su alimento y sus construcciones con árboles y lianas en el
campamento base, algo digno de ver.
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Vía larga en Ebba Top
También pudimos reservar unos días para abrir una vía de aventura en la pared que habíamos visto desde el avión. Para acceder a ella tuvimos que escalar un primer tramo muy largo de roca selvática vertical, muy tupida de vegetación, en la que tenía que ir desenterrando las fisuras para poder protegerlas y progresar, muchas veces encontrándome con serpientes venenosas, tarántulas, escorpiones, nidos de avispas u otros habitantes en ellas.
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Por fin conseguimos llegar a la base de esta hermosa pared secundaria, dando paso a una de las escaladas más emocionantes que he vivido, no solo por la calidad de la roca (en general granito, con algunas partes chorreada de caliza), sobre todo porque cada vez que miraba hacia atrás me daba cuenta de dónde estaba, en la selva amazónica del Surinam, como decimos los chilenos, “más adentro que la mierda”. Las lluvias y el calor hacían difícil la progresión, pero con todo conseguimos abrir una ruta de tres largos, llegando a la parte superior de la pared, que está más limpia y tiene una calidad alucinante con un paisaje único.
Primer rocódromo en la aldea de Bolsantie
Tras unas semanas en la selva, volvimos a la aldea de Bolsantie, donde pudimos construir un pequeño rocódromo que les regalamos a los locales, además de hacer talleres enseñando a los adultos y a los niños a escalar. También les mostramos películas de escalada y los vídeos de las escaladas que habíamos hecho en la selva las semanas anteriores, lo que subió mucho la motivación. Los matawi se daban cuenta de que se les abría con esto una oportunidad diferente para conseguir ingresos a través de la escalada, aprovechando sus recursos naturales sin tener que cortar su hermosa selva .
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Tras donarles todo el equipo de escalada que habíamos traído, nos despedimos con el corazón más lleno que nunca , no solo por haber vivido una de las experiencias más lindas de nuestras vidas, también por haber abierto un portal, que estaba ahí y que, por una extraña coincidencia, nos tocó abrir a nosotros. Decir que la zona de Ebba Top tiene un potencial enorme, además de la pared, en la zona deportiva mínimo cabrán un centenar de vías y todas se pueden prolongar hacia arriba al menos unos tres largos; igualmente en el camino hacia la pared hay muchos bloques donde se podría hacer búlder , por no hablar de la experiencia única que vivirán los escaladores más allá de la propia escalada, gracias a la conexión con la selva y su gente.
Y rocódromo en Paramaribo
Ya de vuelta en la capital, logramos comenzar a construir lo que será el primer rocódromo de la ciudad , implicando a los escaladores de acá. No hay mucha financiación y la construcción va lenta, pero segura… Esperamos que en unas semanas ya estará funcionando. El objetivo es dar clases en principio gratuitas para que la gente se motive con la escalada, y continúe la evolución del deporte en el país. En esto estábamos cuando llegó la pandemia mundial del coronavirus que nos ha dejado aquí aislados en la ciudad, esperando poder tomar un vuelo de vuelta a nuestro país.
Sentimos que hemos logrado los objetivos que nos planteamos al venir acá. Obvio que podríamos haber abierto más vías y desarrollar más, pero en el tiempo y con los recursos que teníamos disponibles lo hemos dado todo, trabajando duro, sin un solo momento de relajación. Estamos contentos de haber dado ese empujón que necesitaba la comunidad de Boslantie, muy amenazada por la minaría y la industria forestal, para poder sacarle partido a su medio natural sin tener que destruirlo. Ojalá que otros escaladores aventureros se motiven a venir aquí en sus próximos viajes para seguir dando pasos, no se arrepentirán.
(Aunque gran parte de la financiación del proyecto ha salido directamente de nuestros bolsillos, también quiero dar las gracias por su apoyo a Haka Honu, Petzl Chile, Keep Climbing, Karun, Gimnasio El Muro, Via Crux, Picafilms, La Recauchadora, Fundacion Deporte Libre y Junglexperiencesurinam)