Gérome Pouvreau y Florence Pinet habían planteado su viaje de unas semanas a Escocia como una inmersión en la escalada de autoprotección. Una inmersión en la que no podía faltar una vía que el escalador francés no duda en reconocer que “siempre me ha hecho soñar: por su belleza, su compromiso y su historia”.
La historia a la que alude se remonta a 2006, cuando Dave MacLeod completó la primera ascensión de la que entonces era la vía más dura del hard grit británico. Situada en Dumbarton, los vídeos que publicó el escalador escocés hace 12 años, con sus caídas de 18-20 metros en la parte alta de la línea, todavía se mantienen vivos en la memoria de Gérome Pouvreau.
Aquellos vídeos y la fama que le hicieron ganar a Rhapsody provocaron el interés de algunos de los más afamados escaladores en autoprotección del planeta roca. El primero en firmar la repetición fue el canadiense Sonnie Trotter, en junio de 2008, y pocos días después llegaba la de Steve McClure. James Pearson y Jacopo Larcher completan una lista de repetidores en la que no figura ni un solo nombre pequeño.
Rhapsody empieza con una fisura seguida por dos secciones muy a bloque separadas por un pequeño reposo. Gérome Pouvreau describe los movimientos que define como “de fuerza, con truco, aleatorios y técnicos”, a los que hay que sumar un poco de resistencia y una caída potencial de más de 15 metros sobre un RP. “Supéralo todo y tendrás una de las líneas más duras de Gran Bretaña”, apunta Pouvreau, quien está de acuerdo con una traducción de 8c+ para el grado E11 7a británico.
Cuatro días de trabajo
Otro factor a tener en cuenta en la ecuación de Rhapsody es la meteorología. De hecho, el mal tiempo marcó los primeros días de trabajo y ensayos en la vía para Gérome Pouvreau y Florence Pinet. Ella vio enseguida que el calendario y la meteorología no le iban a permitir lograr su sueño esta vez, así que se decantó por la variante Requiem E8 6b, que empieza con la misma fisura y termina por una salida más asequible, aunque con un aleje igualmente largo en la parte final.
Al cuarto día de trabajo en Rhapsody, Gérome Pouvreau comprobó que la llegada de viento del norte contribuía a secar la roca empapada y que iba a ofrecer una ocasión única y casi irrepetible. Así pues, no se lo pensó dos veces y lanzó su intento desde el suelo, poniendo el material de protección a medida que ascendía.
Todo salió redondo y el escalador francés no tuvo ocasión de degustar la larga caída del final. A la primera agarró el romo salvador y se hizo con el encadenamiento.
Excelente. Un giro de tuerca sería, hacerla a vista y añadiendo la dificultad de elegir el material que pones a la vez que subes. Vaya, lo que hacemos el resto de los mortales en un 6b cualquiera…