Ethan Pringle ha conseguido uno de los objetivos más codiciados de la deportiva norteamericana con la primera repetición de Jumbo love 9b en Clark Mountain. Lo anunciaba de esta manera en su perfil de Facebook: «¡Wow! Ayer escalé la vía más soñada de toda mi vida, la escalada deportiva más fantástica sobre la que haya puesto los ojos jamás, la Jumbo love de Chris Sharma! No puedo creer que se haya acabado».
El escalador estadounidense llevaba probando la línea desde 2007, cuando era todavía proyecto: «Mi historia en Jumbo love abarca ocho años e incluye todas las emociones que se me ocurren: asombro, emoción, amor, admiración, deseo, apatía, miedo, frustración, rabia, resignación, aceptación y eventualmente, ¡jodida gloria!».
Las dificultades durante todos estos años de intentos han ido desvaneciéndose una a una hasta permitir el encadenamiento: «El verdadero momento de triunfo llegó una semana atrás cuando me demostré que mis dudas eran erróneas y acerté el paso clave escalando desde el suelo por primera vez. Me di cuenta de que era capaz de encadenar la vía».
Jumbo love es una línea de 75 metros sobre caliza, ideada inicialmente con tres largos y reequipada por Sharma con una sola tirada. Consta de una serie de movimientos muy largos y varios pasos clave sobre agujeros malos y monodedos, a medida que recorre un desplome de 40º de media.
La historia de la vía
Cuando Chris Sharma encadenó en 2008 una línea futurista equipada por Randy Leavitt en el Monastery de Clark Mountain diez años antes, el 9b era una cotación mítica y casi tabú. En aquella época sólo existían tres vías con ese grado, y todas rodeadas de controversia: Akira de Fred Rouhling en Eaux-Claires, Chilam Balam de Bernabé Fernández en Villanueva del Rosario y Ali-Hulk sit start extension de Dani Andrada en Rodellar. Las dos primeras, por las serias dudas que sus encadenamientos despiertan y la tercera, por su naturaleza híbrida entre la vía y el bloque. Nadie dudó sin embargo del Jumbo love de Chris Sharma, que quedó establecido como el primer 9b de la historia aceptado de forma general.
Detrás de Jumbo love vinieron más. Chris Sharma estrenó otra media docena en Siurana, Santa Linya, Margalef, Oliana y la Cova de l’Ocell; mientras Adam Ondra hacía otro tanto también en Siurana y Oliana, además de Villanueva del Rosario, Flatanger (Noruega) y Sloup (República Checa). Incluso varios de esos 9b’s que iban naciendo recibieron repeticiones: el propio Ondra repitió Golpe de estado en Siurana, First round first minute en Margalef y Fight or flight en Oliana, que también sería repetida por Jakob Schubert y Sachi Amma. Por su parte, Sharma repetía La dura dura 9b+, escalada antes por el checo.
Pero Jumbo love no se repetía. Su ubicación, lejos de la concentración de vías duras de Cataluña o Noruega, aislada en el desierto de Mojave y con un acceso que requiere de vehículo 4×4, no favorecía que recibiera muchas visitas. Aún así, varios de los más fuertes escaladores estadounidenses la intentaron: Chris Lindner la probó con Sharma y también se sabe que Daniel Woods la estuvo pretendiendo.
En el club del 9b
Ethan Pringle ingresa con Jumbo love en el selecto club de escaladores que han conseguido encadenar al menos una vía de 9b. Un club que tiene como presidentes a Chris Sharma y Adam Ondra, con ocho y doce encadenamientos de 9b o más respectivamente. Dani Andrada tendría dos (sus creaciones híbridas de Rodellar) y Magnus Midtboe, Jakob Schubert y Sachi Amma se quedan con uno.
La trayectoria de Ethan Pringle incluye un buen número de encadenamientos de noveno grado por todo el mundo. Entre sus principales logros figuran la repetición de Biographie 9a+ en Céüse o The wheel of life (para él, 9a de vía) en los Grampians. Además, también ha hecho sus pinitos en escalada clásica, como en la primera ascensión de The constant gardener en la Higher Cathedral Rock (Yosemite).