Joseba Iztueta e Ibon Mendia dedicaron varias semanas de principios de invierno a un viaje de escalada a la zona de Talembote. A su regreso, comparten con Desnivel.com la experiencia vivida en este lugar del norte de Marruecos e informan de las dos vías que han abierto allí: Tximinoen iraultza (450 m, 7ª máx., 6c obl.) y Borrokak darrai (390 m, 7b+ máx., 7a obl.).
Este es el relato de su viaje:
Talembote, tierra de aventura
Toda área de escalada, al igual que las personas, tiene su carácter. Por un lado, este carácter se refleja en la naturaleza de la roca, la cual llega a la actualidad fruto de milenios de transformación. Por el otro, el peso recae en el modus operandi del escalador, en su forma de crear y abrir las vías.
Dentro de esta práctica, algunos priorizan la seguridad, otros la aventura o adrenalina. Todo tan legítimo como discutible. El equilibrio entre la seguridad y la aventura revela a menudo contradicciones.
No quiero involucrarme en la ética de la escalada. Escribo estas líneas para hablar del último viaje que hicimos, la naturaleza de la escalada en el lugar y las huellas que dejamos. En este último viaje, Ibon Mendia y yo nos dirigimos a Rif, al norte de Marruecos, entre las montañas del Mediterráneo. Un lugar exótico y al mismo tiempo familiar. La roca local da espacio tanto a la escalada tradicional como a la deportiva, desde grandes diedros y fisuras, hasta maravillosas placas.
Nada más aterrizar en el valle, las lagunas de los croquis nos llevaron a observar nuevas líneas. Té caliente, prismáticos, un mirador sin igual y sol de invierno, nuestros grandes aliados para la figuración de nuevas aperturas.
En los últimos 20 años Talembote ha recibido a muchos escaladores. Es un lugar agradable en todos los sentidos: la climatología es excepcional y, por lo general, la gente es muy amable. Son personas de monte, tranquilas y afables. Café Rueda nos sirvió de refugio, con Abdoul como patrón del establecimiento. La estancia fue calurosa y familiar.
Observando los croquis del valle pudimos ver diferentes tipos de vías, escaladas de características muy diferentes. Algunos han recurrido a la escalada en placa, trazando una línea física con parabolts brillantes. Otros invitan más a la aventura, dejando las paredes semi equipadas, obligando a la autoprotección.
Para nosotros es muy importante el estilo. Ese que tiene de protagonista la aventura, siendo de vital importancia el buen uso del material personal de escalada y donde la sombra del compromiso te persigue durante toda la vía. Los dos caminos que abrimos fueron creados con estos ingredientes.
Las dos vías abiertas
Talembote promete una oportunidad excepcional para practicar escalada clásica o deportiva en pared. Ofrece una estancia agradable en un entorno encantador, alejada de las multitudes y con la hospitalaria acogida de los lugareños. ¡Disfrutad!
Las dos vías son más que recomendables. Preferimos no ahondar en detalles para que la aventura no muera en estas líneas. Dos opciones exclusivas para disfrutar de la escalada tradicional en el valle.
Tximinoen iraultza
“Revolución de los monos” 7a , 450 metros (6c obligado)
Los monos nos recibieron entre gritos y quejas: parece ser que los escaladores no somos de su agrado. Llegaron incluso a lanzarnos piedras para que no pudiésemos entrar en sus dominios. Levantaron una revolución contra los escaladores colonialistas. No obstante, a medida que avanzaron los días de apertura, llegamos a una especie de convivencia más amable entre nosotros.
La vía es una línea paralela de la afamada ruta África. La parte inferior se compone de largos muy apetecibles. Requiere especial reconocimiento la buena calidad de la roca en la segunda parte. Prima la aventura sobre la autoprotección, lo cual le añade un grado de compromiso. La vía llega a su fin a quince metros de la cumbre del Caiat.
Borrokak darrai
“La lucha continúa” 7b+, 390 metros (7a obligado)
Rif es, y ha sido, un territorio marcado por la guerra. Por si la sangre vertida en la etapa de descolonización no fuera poca, a día de hoy siguen en conflicto con el gobierno marroquí: exigen que se reconozca su identidad a la vez que persiguen el objetivo de construir una vida digna.
El nombre de la vía se inspira en la adhesión a esa lucha: requiere pelear cada paso de su extensión. Aunque la aventura cobra protagonismo en la vía, reluce también la calidad de la roca. La parte inferior es la más erguida y dura, mientras que la última parte demanda superar el techo más pronunciado de toda la pared, terminando así con una escalada que deja sin aliento a cualquiera. Se trata de un último tramo especialmente atlético y atractivo.
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